Dos discos producidos en la independencia, Time To y All the Way, y una presencia constante como invitado vocal de la Big Band Jazz de México son las cartas de presentación con las que un intérprete mexicano, Ed Lorenz, sacia una inquietud artística al adaptar la música del gran cancionero estadounidense a su voz. Su formación en el bel canto y un par de diplomados sobre jazz en el Berklee College of Music son los pilares de su técnica y adiestramento en el swing de un género que a fechas recientes vuelve a conquistar jóvenes generaciones para las propuestas de orquesta y big band, so pretexto de recordar a figuras como Frank Sinatra, Nat King Cole, Paul Anka o Tony Bennet. ¿Por qué interpretar un cancionero tan popular como el de los crooners estadounidenses? “En mi caso, luego de 16 años de formación en la ópera determiné que no estaba logrando los objetivos que me había planteado, que mi virtuosismo no daba para más en ese ámbito. Pero seguí atendiendo mis ejercicios de vocalización y desarrollo vocal, que son cosas que van de la mano siempre. Por otro lado, algo a lo que siempre dediqué tiempo era a cantar los american standards, las canciones de Tony Bennet, Frank Sinatra, Nat King Cole, Samy Davis; y decidí que quería ir por ese lado porque conocía el género, lo había estudiado mucho y de hecho fueron la razón por la que me fui a cursar un par de diplomados a Berklee College of Music para comprender perfecto el swing que se requiere para cantarlo, algo que puede definir si puedes hacer ésto o no”. ¿En qué consiste el estudio? “Trabajar día a día con el repertorio, ponerte retos, explorar versiones e ir generando opciones distintas. En el primer disco hice una versión de “My Way” con un arreglo que hizo Miguel Villicaña, donde planteamos un tratamiento armónico diferente porque en mi opinión, cuando haces un cover éste tiene que respetar la letra y la línea melódica porque así fue concebido, pero lo que si puedes alterar es el arreglo y la base armónica. Como cantante ahí tienes el reto, no hay ningún punto tonal donde apoyarte, tienes que conocer perfectamente los tiempos de la melodía y la canción; apostar por ritmos y bases armónicas diferentes y luego jugar con los tonos. Por otro lado, está el reto de tener una orquesta o big band para cantar estas canciones, que ya en sí formarla es un logro”. ¿Cómo funciona esa parte, te involucras o lo dejas todo a un director artístico? “Sí me involucro y tengo a Christian Pérez Briones como director musical, él se encarga de la selección de los músicos, sin duda una tarea clave porque no se trata sólo de que lean partitura o conozcan el género, tienen que tener el sonido y fraseo adecuado, tener el swing muy dominado. Desde que decidí tener mi big band, Christian ha visto esa parte, es quien hace la revisión de los papeles (partituras) porque sucede mucho que nos son los papeles originales pues no existen o no los consigues y entonces, lo que hay que hacer es buscar editoriales y realizar investigación para elegir el más adecuado; todos los meses compro uno o dos arreglos para hacer archivo y estoy en la búsqueda constante de nuevos temas, estos los voy trabajando con Christian. De momento hemos logrado identificar tres buenas editoras en Australia, Toronto y Nueva York. Yo me involucro justo en la elección del repertorio, que sea uno que me guste y me quede bien”. Siendo un proyecto de big band u orquesta, ¿cómo haces para mantenerlo? “Otro aspecto donde tienes que jugar, sin duda. Bien, los dos discos que tengo son de cuarteto, entonces es mucho más fácil producirlo y venderlo porque no es lo mismo mover a 20 músicos que a una dotación menor. Lo que hemos hecho es concebir un show, por ejemplo si es orqueta con una dotación de 18 elementos: cinco saxofones, cuatro trombones, cuatro trompetas y la base rítmica con guitarra, piano, bajo y batería. También tengo una mini big band tres saxofones, dos trombones, tres trompetas y la base rítmica. Hacemos una reducción inteligente de la dotación original que no desmerece ni hace deslucir el show y que comercialmente nos ayuda”. ¿Cómo trabajas la personalidad vocal? “Yo estaba muy clavado con eso cuando me fui a tomar los diplomados a Boston, iba con la idea de que tendría un maestro que pudiera hablar de la naturalidad, el swing que pide estos temas y resultó que quienes me dieron las clases de educación vocal fueron las Hermanas Bermejo. Eso fue raro y gratificante porque entonces lo crucial de esta aventura era tener bien digerido el lenguaje, género y forma de abordarlo y eso me sirvió mucho. Hice esa tarea en solitario y luego salió natural, con plena libertad, hacerlo e intentar sonar con mi propio estilo. Ahí lo técnico ayuda mucho y también tener un buen micrófono que te ayude; es mentira que no pienses en la microfonía si realmente te interesa sonar bien”. ¿Cuáles son tus micrófonos y cómo te ayudan? “Sí he sido un clavado en el tema, me ha gustado fijarme en cuál es el que me ayuda a definir mejor la voz, los agudos, opacos, conseguir que las frecuencias graves se oigan mejor, en fin. Tengo un AKG 414 que usé en el primer disco para grabar en estudio; para cantar tengo un Shure Beta 87 alámbrico y un Beta 58, el primero me gusta mucho porque siento que hace lucir más brillante mi voz cuando así lo requiero y, bueno, el 58 es el de batalla, suena en cualquier parte y nos saca de apuros; también tengo un Sennheiser e845 de mano y para las cosas exquisitas una joyita, un Neumann que es mi gran lujo”. All the Way vendió más de 10 mil copias, la apuesta ha sido acertada... “Sí pero no fácil. Sacamos el disco en el 2010 y sabes bien el problema que implica editar un disco porque las disqueras y distribuidoras siguen en pañales con el tema del formato electrónico, que es lo que más las está afectando; entonces sacar un disco y moverlo por ti mismo, no es sencillo así que llevar 18 mil copias vendidas con dos reediciones es para ponerse muy contento. Hoy hacer un disco es para que la gente te conozca, que consideren tu propuesta y sea una forma de promoción para tus conciertos”. ¿En qué nuevo proyecto estarás trabajando? “Participé en un documental de la Big Band Jazz de México, Resilencia para una Nota y estoy armando un show funkie con temas de Tower of Power, Stevie Wonder, Barry White, Earth Wind & Fire, Gino Vanelli e incluso Bryan Adams; y un poco más porque ya tenemos la autorización para usar algunos de los arreglos que hizo Eugenio Toussaint para el disco de Mijares con los temas de rock en español pero con big band, vamos por algo muy comercial y si todo marcha bien, Sabo Romo me ayudará con la producción de algunos temas. Tendrá una dotación pop con arreglos originales pero hay que añadir al concepto toda la ‘metaliza’ con trompetas, trombón y saxofones, y claro coristas. Será para pasarla bien”. |
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martes, 21 de junio de 2011
Ed Lorenz, crooner a su manera
Por: MusicLife
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